miércoles, 10 de octubre de 2012

LA FLOTA OLVIDADA DE PEÑÍSCOLA




LA FLOTA OLVIDADA DE PEÑISCOLA está formada por un interesante conjunto de grafitos descubiertos en una inspección rutinaria por el arquitecto Arturo Zaragozá Catalán (1993) en una de las murallas de la ciudad de Peñíscola (Castellón), en ellos están representadas 75 figuras de embarcaciones grabadas con un instrumento punzante, con trazo ágil y espontáneo.

Estos grafitos los podemos observar en la cara exterior de la muralla de Santa Bárbara, situada en la parte Este del casco antiguo,  muralla paralela a la calle Farons, entre la batería del Príncipe y la batería Nueva. El lienzo de esta fortificación se encuentra literalmente pegado al Museo del Mar, lugar en el que como gran paradoja no existe ningún tipo de referencia documental ni fotográfica a este conjunto de grafitos, pese a que en un estudio realizado durante el año 1996, por los técnicos del Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación de Castellón Francesc Gusi y Arturo Oliver, se aconsejaba:

“Consideramos que este rico y singular conjunto de representaciones marineras debería formar parte del conjunto expositivo público del propio museo…
 La protección física del conjunto debe incluirse dentro de los proyectos de conservación del patrimonio artístico y arquitectónico, dado que este tipo de grabados no son numerosos, ni en nuestra provincia (únicamente se han constatado grabados similares en la iglesia de Sant pau de Albocácer, en el exconvento de San Francisco de Benicarló, en la ermita de Sant Benet de Alcalá de Xivert y en la torre del Rey de Oropesa) ni en toda las costa mediterránea, lo que revaloriza su innegable interés cultural”.

A pesar de estas sugerencias realizadas hace más de 15 años, actualmente este conjunto de grabados sigue totalmente olvidado, erosionado por las olas de la inclemencia y azotado por el vendaval  de la ignorancia, pues como puede observarse en algunas fotos, en ellos aparece humedad, se han repasado con mortero zonas del lienzo, se han picado representaciones e incluso algunos grabados han sido salpicados con gruesas manchas de pintura.

Si no se interviene de manera coherente, y esto no es cuestión de dinero sino de inteligencia y responsabilidad, dentro de pocos años hablaremos tristemente de “la flota desaparecida de Peñíscola”

Hay que destacar que por el tipo de embarcaciones esquematizadas, estos grabados fueron ejecutados a finales del siglo XVII o mediados del siglo XVIII. Entre los barcos representados pueden distinguirse: Balancea, barquete, tartana o catalana, místico, jabeque, galera, galeota, buque de línea artillados de dos y tres puentes, fragatas de un puente artillado...

Las galeras, jebeques y galeotas aparecen de tres formas: Con los remos levantados en actitud de espera o saludo, con los remos en el agua y las velas aparejadas y sin la presencia de remos con aparejo de mástiles y velas latinas.
Y, entre las distintas clases de velas y aparejos representados, se diferencian los siguientes tipos: velas latinas en uno o dos mástiles, velas cuadradas en dos o tres mástiles, velas cangrejas, velas árabes y velas al tercio.

Aunque lo más interesante de todo el conjunto, según los investigadores Gusi y Oliver (1996) es la presencia de dos buques de línea de primera clase, con tres puentes y fuertemente armados con artillería (más de cien cañones constatados sobre el grabado)

Las hipótesis sobre el motivo de su realización para Gusi y Oliver, son dos:

1)- El mero hecho de representar por gente residente en la población lo que estaba viendo en la playa.
2)- Para buscar recordar algún acontecimiento naval en el cual se participó fuera de las costas de Peñíscola.

Pero tras una observación detallada de los grabados, al comprobar el trazo firme y ágil, así como la presencia de líneas de carbón mineral, podemos aventurar sin riesgo a equivocarnos que más que una intención artística, estos grafitos buscan un objetivo didáctico y pedagógico. Son apuntes y esquemas para la formación.

De este análisis Vicent Melià i Bomboí (2012) deduce una tercera hipótesis:

3)- Nos encontramos ante unos grabados realizados con fines educativos, es decir, estamos ante una pizarra de un aula didáctica creada con el objetivo de formar en el arte de la navegación, así como en el aprendizaje para diferenciar tipos de embarcaciones.
Esta hipótesis sería confirmada por la existencia de la representación de una esfera armilar y de un secante, instrumentos utilizados para el estudio de la orientación en la navegación. Estos instrumentos ya fueron descritos en el estudio de Gusi y Oliver del año 1996.

Por ello, dentro de esta teoría podemos afirmar que: La explanada de piedra caliza en la que descansa el muro en el que se represen estos grafitos, colgada a veinte metros sobre el nivel del mar, sobre la denominada cueva del Altar, desde la cual se domina una amplia línea del horizonte así como toda la costa Sur, era una aula al aire libre para la formación de soldados o para la preparación de los nuevos reclutas que se incorporaban a la defensa de la fortaleza peñiscolana.
Diversas hendiduras cinceladas sobre el suelo de piedra, así como la superficie casi plana, que a la vez crea diversos asientos naturales con capacidad para más de 25 hombres, nos demuestra que realmente estamos ante la pizarra de una escuela de navegación, que versaba sobre la formación en defensa y el combate naval.

Esta hipótesis pedagógica de los grafitos estaría reforzada por la observación del inquieto estudioso de Peñíscola Lorenzo Medina (2012) quien ha formulado que este lienzo de grabados describe la evolución de las embarcaciones mediterráneas, pues en él existe una representación que va desde las galeras del siglo XV a los buques fuertemente armados del siglo XVIII.

Además, este conjunto de hipótesis reforzaría la teoría de Vicent Melià i Bomboí, descrita en su ensayo “El Papa Luna: El hombre que miró fijamente a los ojos del Dragón”, en la que sostiene que en Peñíscola existió una escuela de navegación, fundada a principios del siglo XV por Benedicto XIII entorno a la biblioteca pontificia y que llegó, hasta finales del siglo XVII principios del XVIII (de la que serían muestra estos grafitos pedagógicos)
Y por si fuera poco, Melià aventura, que las cartas de navegación que utilizó Cristóbal Colón para el descubrimiento de América en 1492, tenían su origen en esta Escuela de Navegación de Peñíscola, pues fue el Papa Luna quien inició esta ruta Atlántica tras fundar el Monasterio de la Rábida y potenciar la conquista de las Islas Canarias.

Banda Sonora: Grupo de Rock Cábala de Castellón
Fotografías: Lorenzo Medina y Vicent Melià.