EL PAPA LUNA PREPARÓ EL INICIO DE LA RUTA QUE UTILIZARÍA CRISTÓBAL COLÓN EN 1492 PARA EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA
El nuevo ensayo histórico del castellonense Vicent
Melià i Bomboí, “el Papa Luna, el hombre que miró fijamente a los ojos del
Dragón” que publicará próximamente la editorial Antinea de Vinarós, demuestra
que fue el Papa Luna quien preparó los primeros pasos para la ruta que utilizaría
Cristóbal Colón, 63 años después de finalizado el Cisma de Occidente, para
descubrir América.
Benedicto XIII organizó las primeras bases de la
ruta que utilizaría Cristóbal Colón en 1492 al potenciar la cristianización y
colonización de las Islas Canarias (bulas del 22 de enero de 1403 y del 1 de
noviembre de 1414) así como al fundar el monasterio de Nuestra Señora de la
Rábida con la bula “Etsi cunctorum” fechada en Tortosa el 7 de Diciembre de
1412, con monjes franciscanos preparados en el arte de la navegación.
Melià aporta datos e hipótesis que indican que el
Papa Luna estuvo interesado y se implicó en la búsqueda de una ruta alternativa
hacia Oriente, así como que éste fundó una escuela de navegación entorno a la
biblioteca pontificia de Peñíscola anterior a la portuguesa de Sagres (1418).
Además sostiene la teoría de que las cartas de
navegación que poseía Cristóbal Colón tenían su origen en la Biblioteca de
Peñíscola, pues en ésta, por pertenecer su contenido a los Papas de Aviñón, se
encontraban documentos de los principales cartógrafos clásicos, así como datos
pertenecientes a las expediciones realizadas a Oriente, entre ellas las de
Marco Polo (1271-1298) e incluso estaban las descripciones del sorprendente
viaje del musulmán Ibn Batuta (1325-1369) que llegó a residir más de un año en
la capital de China y que además pasó unos años en la Península Ibérica.
Otra interesante teoría de Vicent Melià es que el
valenciano Luis de Santángel, no sólo fue el financiero del proyecto colombino,
sino que además fue el promotor de la expedición, lo único que, por estar bajo
vigilancia de la Santa Inquisición tuvo que aparentar estar al margen. Melià
sostiene que Santángel fue el propietario de la información que utilizará
Cristóbal Colón para llegar a América, esta hipótesis se fundamenta en que en
los últimos años del pontificado de Peñíscola entre 1424 y 1429, muchas deudas
contraídas por la curia papal se pagan con libros, y es aquí cuando Azarías
Ginillo abuelo de Luis de Santángel, judío de prestigio de la importante
comunidad de Calatayud y comerciante relacionado con el pontificado de
Peñíscola, adquirió la documentación y cartas de navegación de una nueva ruta
hacia Oriente, bien en compra o bien como pago de deudas.
Luis de Santángel aunque converso, debido a su
origen judío no puede presentarse ante la sociedad como promotor de una
expedición donde existe una alta probabilidad de que un puñado de cristianos
naufraguen en un intento que a todas luces puede calificarse de locura. Por
ello Santángel, con muy buena lógica, desea quedar al margen, si puede ser en
segundo o tercer lugar, ya que en este año de 1486 en el que contacta con
Colón, la Santa Inquisición le sigue los pasos muy de cerca, pues le considera
muy peligroso ya que es un converso con capacidad de “calentar la oreja” al
mismo rey Fernando el Católico.
Además el estudio de Vicent Melià sostiene que
Cristóbal Colón no es un marinero práctico,
sino que éste es más bien un marinero teórico. La prueba la encontramos
en el hecho de que el curtido navegante Martín Alonso Pinzón, desecha por
inadecuados los primeros barcos que embarga Colón según la cédula real, y
escoge para el viaje otras dos carabelas “La Pinta” y “La Niña”, así como también despide a los hombres que
Colón había enrolado personalmente, sustituyéndolos por otros marineros más
cualificados. Por esta elección inadecuada de barcos y de tripulación, unido al
estudio de las observaciones naturalistas y antropológicas que realiza Colón en
sus cartas a Santángel que van en la línea de un científico, Melià aventura que
el intrépido navegante, más que comerciante o marinero, es un profesor de
universidad o un maestro de escuela de artes de navegación (quizá de alguna
escuela aragonesa o portuguesa) es decir, una especie de “Indiana Jones” del
Renacimiento, que fue enrolado por Luis de Santángel para una aventura que
cambiaría la concepción del mundo.