domingo, 15 de abril de 2012

EL PAPA LUNA Y CRISTÓBAL COLÓN

EL PAPA LUNA PREPARÓ EL INICIO DE LA RUTA QUE UTILIZARÍA CRISTÓBAL COLÓN EN 1492 PARA EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

 

 

El nuevo ensayo histórico del castellonense Vicent Melià i Bomboí, “el Papa Luna, el hombre que miró fijamente a los ojos del Dragón” que publicará próximamente la editorial Antinea de Vinarós, demuestra que fue el Papa Luna quien preparó los primeros pasos para la ruta que utilizaría Cristóbal Colón, 63 años después de finalizado el Cisma de Occidente, para descubrir América.

Benedicto XIII organizó las primeras bases de la ruta que utilizaría Cristóbal Colón en 1492 al potenciar la cristianización y colonización de las Islas Canarias (bulas del 22 de enero de 1403 y del 1 de noviembre de 1414) así como al fundar el monasterio de Nuestra Señora de la Rábida con la bula “Etsi cunctorum” fechada en Tortosa el 7 de Diciembre de 1412, con monjes franciscanos preparados en el arte de la navegación.

Melià aporta datos e hipótesis que indican que el Papa Luna estuvo interesado y se implicó en la búsqueda de una ruta alternativa hacia Oriente, así como que éste fundó una escuela de navegación entorno a la biblioteca pontificia de Peñíscola anterior a la portuguesa de Sagres (1418).

Además sostiene la teoría de que las cartas de navegación que poseía Cristóbal Colón tenían su origen en la Biblioteca de Peñíscola, pues en ésta, por pertenecer su contenido a los Papas de Aviñón, se encontraban documentos de los principales cartógrafos clásicos, así como datos pertenecientes a las expediciones realizadas a Oriente, entre ellas las de Marco Polo (1271-1298) e incluso estaban las descripciones del sorprendente viaje del musulmán Ibn Batuta (1325-1369) que llegó a residir más de un año en la capital de China y que además pasó unos años en la Península Ibérica.  

Otra interesante teoría de Vicent Melià es que el valenciano Luis de Santángel, no sólo fue el financiero del proyecto colombino, sino que además fue el promotor de la expedición, lo único que, por estar bajo vigilancia de la Santa Inquisición tuvo que aparentar estar al margen. Melià sostiene que Santángel fue el propietario de la información que utilizará Cristóbal Colón para llegar a América, esta hipótesis se fundamenta en que en los últimos años del pontificado de Peñíscola entre 1424 y 1429, muchas deudas contraídas por la curia papal se pagan con libros, y es aquí cuando Azarías Ginillo abuelo de Luis de Santángel, judío de prestigio de la importante comunidad de Calatayud y comerciante relacionado con el pontificado de Peñíscola, adquirió la documentación y cartas de navegación de una nueva ruta hacia Oriente, bien en compra o bien como pago de deudas.
Luis de Santángel aunque converso, debido a su origen judío no puede presentarse ante la sociedad como promotor de una expedición donde existe una alta probabilidad de que un puñado de cristianos naufraguen en un intento que a todas luces puede calificarse de locura. Por ello Santángel, con muy buena lógica, desea quedar al margen, si puede ser en segundo o tercer lugar, ya que en este año de 1486 en el que contacta con Colón, la Santa Inquisición le sigue los pasos muy de cerca, pues le considera muy peligroso ya que es un converso con capacidad de “calentar la oreja” al mismo rey Fernando el Católico.

Además el estudio de Vicent Melià sostiene que Cristóbal Colón no es un marinero práctico,  sino que éste es más bien un marinero teórico. La prueba la encontramos en el hecho de que el curtido navegante Martín Alonso Pinzón, desecha por inadecuados los primeros barcos que embarga Colón según la cédula real, y escoge para el viaje otras dos carabelas “La Pinta” y “La Niña”,  así como también despide a los hombres que Colón había enrolado personalmente, sustituyéndolos por otros marineros más cualificados. Por esta elección inadecuada de barcos y de tripulación, unido al estudio de las observaciones naturalistas y antropológicas que realiza Colón en sus cartas a Santángel que van en la línea de un científico, Melià aventura que el intrépido navegante, más que comerciante o marinero, es un profesor de universidad o un maestro de escuela de artes de navegación (quizá de alguna escuela aragonesa o portuguesa) es decir, una especie de “Indiana Jones” del Renacimiento, que fue enrolado por Luis de Santángel para una aventura que cambiaría la concepción del mundo.



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